sábado, 31 de marzo de 2007

ORACIÓN POR EL HIJO QUE NUNCA VA A NACER

ORACIÓN POR EL HIJO QUE NUNCA VA A NACER

MIKI TAISUKE

Éramos pobres, oh hijo mío, tan pobres,
que hasta las ratas nos tenían compasión.

Cada mañana tu padre iba a la ciudad
para ver si algún poderoso lo empleaba
- aunque tan solo fuera para limpiar los establos
a cambio de un poco de arroz-,
pero los poderosos
pasaban de largo, sin oír quejas, ni ruegos,
y tu padre volvía en la noche,
pálido, tan delgado bajo sus ropas raídas,
que yo me ponía a llorar
y le pedía a Jizo,
dios de las mujeres encinta y de la fecundidad,
que no te trajera al mundo,
que te librara del hambre y la humillación,
y el buen dios Jizo me complacía.

Así fueron pasando años sin alma,
mis pechos se secaron,
y al cabo
tu padre murió
y yo envejecí.

Ahora sólo espero el fin,
como espera el ocaso a la noche que habrá
de echarle en los ojos su negro manto,
Oh, hijo mío no nacido.

Pero al menos,
gracias a Jizo
tu escapaste del látigo de los señores
y de esta cruel existencia de perros.

Nada ni nadie te hará sufrir,
las penas del mundo no te alcanzaran jamás,
como no alcanza la artera flecha
al lejano halcón.

No hay comentarios: